9 de cada 10 municipios en riesgo de quedarse sin agua para 2030
Redacción
Ciudad Victoria, Tamaulipas.– En los próximos cinco años, Tamaulipas enfrentará una de las crisis ambientales más graves, porque el 93% del territorio presentará estrés hídrico.
El Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés), sitúa a Tamaulipas entre las entidades con mayor riesgo de escasez de agua para el año 2030.
El diagnóstico forma parte del “Atlas de Riesgo Hídrico”, una herramienta de proyección global que alerta sobre el deterioro en la disponibilidad del recurso vital.
Aunque las lluvias ocasionadas por la tormenta tropical “Alberto” en junio de 2024 ofrecieron un breve alivio, el informe señala que estos eventos no fueron suficientes para revertir el deterioro acumulado en presas, ríos, arroyos y acuíferos.
Solo tres municipios, Aldama, Camargo y Mier, presentan un riesgo bajo, con menos del 10% de posibilidad de que el abasto de agua se vea comprometido.
El resto de los 40 municipios de la entidad enfrenta distintos grados de vulnerabilidad, con niveles que van del 20% al 80% o más de probabilidad de sufrir afectaciones severas por la falta de agua.
Las zonas más críticas, con estrés hídrico superior al 80%, son Reynosa, Guerrero, El Mante, Miquihuana, Palmillas y Tula.
En estas regiones, la presión sobre los cuerpos de agua será tan intensa que el suministro podría volverse insostenible si no se toman medidas urgentes.
Otros municipios en alto riesgo (40–80%) incluyen a Abasolo, Casas, Cruillas, Díaz Ordaz, Jaumave, Madero, Méndez, Ocampo, Padilla, Río Bravo, San Nicolás, Valle Hermoso, Victoria y Xicoténcatl. En tanto, localidades como Altamira, Tampico, San Fernando, Matamoros y Soto la Marina presentan riesgo medio (20–40%), pero también enfrentan desafíos crecientes.
El WRI define el estrés hídrico como “la relación entre la demanda de agua de la sociedad humana y el agua disponible”, un indicador que expone la competencia entre sectores, doméstico, agrícola, industrial y energético, por un recurso limitado y cada vez más vulnerable.
Durante 2024, Tamaulipas vivió la peor sequía de la última década. Incluso zonas con presencia de ríos y lagunas, como la conurbación de Tampico, Madero y Altamira, enfrentaron severas restricciones. En estas ciudades se recurrió al uso de camiones cisterna para abastecer a la población, situación que persiste en la capital, Ciudad Victoria.
La situación se agrava en el norte del estado, donde la disponibilidad hídrica está al límite. A la escasez local se suma la deuda de agua que México mantiene con Estados Unidos, lo que compromete aún más los usos agrícolas e industriales.
“Lo que hace décadas era solo una alerta hoy es una realidad inminente”, advierten los especialistas consultados por el WRI. El informe señala que, de no emprenderse acciones contundentes de gestión, conservación y reaprovechamiento del agua, Tamaulipas enfrentará una crisis hídrica sin precedentes.
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